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Arquitectos: Atelier Régis Roudil Architectes
- Área: 308 m²
- Año: 2022
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Fotografías:11h45 - Florent Michel
Descripción enviada por el equipo del proyecto. En este contexto monumental y poderoso, retirado y alejado del bullicio urbano, la Presidencia de la República decidió programar la construcción de una guardería. Anteriormente alojada en un edificio antiguo y mal adaptado de la rue de l'Elysée, su nueva ubicación le proporciona un auténtico lugar de serenidad. En el corazón del Palais de l'Alma, antiguas caballerizas de Napoleón, el jardín sur permite que el silencio resuene en la acogida de esta nueva instalación.
Los monumentos cercanos, en particular la Torre Eiffel y el Musée du Quai Branly, aunque muy diferentes en su composición, nos cuentan cada día un relato de la historia de París. Uno de los retos de este proyecto era integrarlo cuidadosamente en este excepcional tejido urbano para respetar el patrimonio construido existente. Pero también para disfrutar de las cualidades de un lugar tranquilo donde la vegetación domina y revela sus espesos contornos.
En el interior del Palais de l’Alma, si los tres patios, el eje central y la composición racional de los volúmenes construidos permiten sumergirse en una arquitectura simétrica, el jardín aparece por sí solo como un bucólico pulmón verde en este contexto pétreo. Delimitado al sur y al oeste por dos muros perimetrales, el emplazamiento del proyecto prolonga sutilmente el jardín sur hacia el del museo del Quai Branly, diseñado por Gilles Clément. Juntos, forman un conjunto verde coherente.
El volumen de la guardería y su espacio exterior se extienden desde el muro perimetral hasta el carrusel. Para anclar el edificio al sitio, se deja un espacio al sur entre el muro y la guardería, que permite el acceso de los guardias de seguridad que hacen sus rondas por el recinto. Al tratarse de un lugar sensible, por su finalidad y función, no tiene vistas directas hacia o desde el espacio público. Se evoca la noción de patio introvertido. En el lado norte, el jardín infantil está en contacto directo con uno de los palacios para ofrecer a los usuarios el placer de una evasión visual de la naturaleza.
Nuestro proyecto, reforzado por esta íntima relación con la naturaleza, nos llevó a atribuir un significado telúrico a los elementos, lo que inspiró naturalmente la elección de materiales de origen biológico, tanto para respetar los ambiciosos deseos del cliente en materia de medio ambiente como para anclar el proyecto de forma que resonara con los materiales del jardín. En este sentido, el vivero se compone de tierra y madera.
En cuanto al uso de la tierra, este proyecto nos permite ver este recurso no como una simple excavación, sino como un material de construcción. La tierra es un material cualitativo y virtuoso que, por supuesto, permite construir, pero que sobre todo ofrece la posibilidad de realizar una relación realmente sostenible con el mundo y una economía decididamente anclada en su terreno. En cuanto a la madera, ya no es necesario demostrar sus cualidades. Es un recurso renovable que consume poca energía para su producción y transformación industrial, además de contribuir a la reducción del efecto invernadero.